Eran las 12 de la mañana, estaba contando cómo habíamos montado Minimalism en una clase de publicidad y marketing. Mucha gente parecía entender, otros no prestaban atención. Al termina mi exposición, la última diapositiva: “Qué os gustaría hacer a vosotros?”:
- Quiero montar una marca de ropa como Nude o Blue Banana.
- Quiero ser influencer de viajes.
- Quiero montar mi propia empresa y trabajar 4 horas al día ganando dinero mientras duermo.
- Quiero ser: “Director de ventas”, “Productor”, “director creativo”…
Todos respondían trabajos divertidos. Lo entendí pero ese día no me podía callar, estaban siendo meses de mucho trabajo y el vaso se iba llenando. Así que pensé en mis compañeros de universidad y empecé a preguntar:
- A quién le gustaría ser empresaria?: 25 levantaron la mano
- A quién le gustaría ser gerente de recursos humanos: 15 la levantaron
- Y asistente de producción en cine?: 22 la levantaron.
- Y director de ventas en la marca de vuestros sueños?: 45 levantaron la mano
Vale…
- A quién le gustaría trabajar en un supermercado: Nadie levantó la mano.
- A quién le gustaría ser policía?: Tampoco.
- Y a quién le gustaría ser becario durante 10 años?: Se empezaron a mirar entre ellos.
“Chicos, estos son ejemplos de mis compañeros de universidad, no es un estudio, es la realidad”.
Obviamente se retorcieron un poco y viendo que se acercaba la hora solté esto:
“Mirad chicos, os han vendido que el trabajo es fácil. Abrís YouTube, Instagram y Tiktok y os topáis con vidas perfectas donde todo el mundo parece vivir bien sin esfuerzo. Y esa no es la realidad".
Todo trabajo, todo éxito y todo lo que veis en redes tiene una doble cara:
Del influencer no ves los días editando a las 3 am o el estrés por seguir trabajando sin piedad para su peor jefe (el algoritmo). De la empresaria no ves el reflejo de su cara en el ordenador a las 24:00 mientras se cuestiona si realmente esto es lo correcto o si algún día podrá bajar el ritmo. Del “director” de ventas no ves los viajes, las horas quitadas a sus hijos y pareja y esa sensación continua de no llegar a nada e intentar llegar a todo.
Por eso chicos, olvidaos de encontrar solo algo que os gusta. Buscad algo que podáis hacer incluso el día que no estéis motivados. Porque hacerlo el día “bueno” es fácil, lo difícil es hacerlo el día que nada sale, nada funciona, no tienes ganas y sientes que sí es trabajo.
Salieron de clase, solo dos me miraron: Gracias Pepe, supongo.
Ánimo chicos, lo siento pero yo no os puedo mentir.
Cuánto daño ha hecho la cultura Mr. Wonderfull
True story.